a veces el viento sabe ser respetuoso

Alguien no ha sentido alguna vez que el viento le cuenta historias, le dice secretos, le silva algo bonito, le hiela la sangre, le alienta el miedo...

sábado, 21 de agosto de 2010

viernes, 27 de noviembre de 2009

domingo, 26 de julio de 2009

Hasta hace bien poco tuve mi casa llena de cacharros inútiles con alma,
de ridículas cajas que guardaban tesoros que nadie me robaba
y plantas trepadoras que absorbían el veneno del aire.
Tuve cómplices sin huellas y sin rostro que no dejaban vaho en los cristales
y palabras con eco que jugaban al corro y a las cuatro esquinas
y viento que las lanzaba divertidas por el cielo de las cosas perdidas.

Ya solo tengo miedo. Y dudas y quejas resabiadas
y un dolor infinito y una herida que no se cierra nunca.
Qué quieres que te deje si ya en mi testamento
no caben más palabras…

A veces la vida juega sin miedo, apuesta fuerte,
Consciente de que sus descosidos son apenas retazos de locuras,
Hilachos de algún dolor descolorido,
Que junto a un nuevo brote de ilusión, unidos,
Recompone en silencio un grito que guarda en al garganta.

sábado, 25 de julio de 2009

-“¿Y ahora, qué?”- Le preguntó con la mirada a la pared desnuda y blanca que tenía enfrente.

-“Ahora nada”- le contestó la pared fría e impasible.
-“Ahora intenta vivir de las rentas del brillo de unos ojos que querían llorar, y no podían”.

Se dio la vuelta y se quedó mirando al infinito gris de otra pared cercana, envuelta en sombras. La pared, vacía de sentimientos, le dio la espalda.
Lloró hasta el amanecer creyendo que lloraba, sin lágrimas, sin rabia, vaciándose hacia dentro como si el pudor al llanto pudiese más que la pena. Pero no lo hacía adrede. Nadie miraba, ni siquiera un espejo le devolvía la imagen de su paradoja.
Durante mucho rato sus manos distraídas resbalaban por la textura de la sábana formando surcos desairados, dibujando nombres sin sentido, de gente que jamás estuvo a su lado o de gente de quien quisiera estar cerca.
Más tarde se durmió, cuando la luna ya se despedía dejando paso libre al aliento del sol que rezumaba vida.