a veces el viento sabe ser respetuoso

Alguien no ha sentido alguna vez que el viento le cuenta historias, le dice secretos, le silva algo bonito, le hiela la sangre, le alienta el miedo...

sábado, 25 de julio de 2009

-“¿Y ahora, qué?”- Le preguntó con la mirada a la pared desnuda y blanca que tenía enfrente.

-“Ahora nada”- le contestó la pared fría e impasible.
-“Ahora intenta vivir de las rentas del brillo de unos ojos que querían llorar, y no podían”.

Se dio la vuelta y se quedó mirando al infinito gris de otra pared cercana, envuelta en sombras. La pared, vacía de sentimientos, le dio la espalda.
Lloró hasta el amanecer creyendo que lloraba, sin lágrimas, sin rabia, vaciándose hacia dentro como si el pudor al llanto pudiese más que la pena. Pero no lo hacía adrede. Nadie miraba, ni siquiera un espejo le devolvía la imagen de su paradoja.
Durante mucho rato sus manos distraídas resbalaban por la textura de la sábana formando surcos desairados, dibujando nombres sin sentido, de gente que jamás estuvo a su lado o de gente de quien quisiera estar cerca.
Más tarde se durmió, cuando la luna ya se despedía dejando paso libre al aliento del sol que rezumaba vida.

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